Vuelven los rebeldes de la machin gun 3

El Charlie

Hacer la guerra es como hacer el amor.

La fiesta se torna aburrida, estamos para colgar las copas cuando un tipo le da una cachetada a una mujer con la que departía y la fémina rueda como trompo por los suelos, el galán espera a ver que caballero acude a ayudar a la mujer, pronostico que el hombre esta armado y que solo quiere quitarse del alma la espina de la infidelidad de su mujer. ¡Vaya, tan chiquita y tan jodida! dice el César mientras acude a su auxilio ante nuestra impávida sorpresa. El hombre saca un cuchillo de carnicero dispuesto a acribillar a el atrevido que no es ningún caballero, a nuestro credo el César tiene un arma más feroz que el filo y por eso es que se mide al duelo. ¡Pero qué va! apenas incorporada la chiquilla echa a correr dejando a su salvador solo. Nosotros queremos hacer saber al agresor nuestro amigo no esta solo pero el tipo valiente señala a todos con su arma como si dijera ¡para todos hay!. En esto llega nuestro amigo el Tapita como enviado por la Providencia con su filosofía Socrática que dice que la solución más sencilla es la correcta, el Tapita aplica de solitario y loco pero esta vez no más ve al agresor le saluda de forma amistosa y sonriente y le desarma de odio hacia nosotros y termina presentando a un amigo más, ante la sorpresa de la gente que en el fondo quiso en algún momento ver correr sangre.

El Tapita dice que en la Caverna de Platón el tipo que dice la verdad esta en riesgo de ser asesinado, y esto ya lo sabía Jesucristo y aún así siguió diciendo la verdad.

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