C.C.
– Cuando estaba contando los billetes pensé a qué hora es que me hacen la vuelta, como darme en la cabeza y asaltarme…
– Pero todo resultó bien ¿o no?…
– Nada!, faltaron billetes y la doña se acomodo sus tetas y de allí brava saco un talego y de mala gana fue colocando el resto de dinero, mientras a mi se me ocurrían pensamientos obscenos…
– En los negocios no hay lugar para los sentimientos…
– Es lo que digo yo, pero no más de verle las tetas a la vieja consideraba las posibilidades que tuviera ella de guardar millones, como una caja fuerte usted me entiende ¿verdad?
Anuncios